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Política
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El gravitante rol de los vicepresidentes acapara la atención de las ciencias políticas

El régimen presidencial ha reservado la concentración de poder en el titular del Ejecutivo, pero las experiencias políticas en la Argentina hacen repensar este concepto. En diálogo con AIM, el politólogo de la Uner, Elías Fernández, repasa casos concretos que en Latinoamérica permiten pensar distintos “tipos” de vicepresidentes según la relación con el primer mandatario. Desde el modelo de “subordinación” de Michetti, pasando por el de “tensión” con CFK, hasta el de abierto “conflicto”, de Chacho Álvarez y Cobos.

“En las repúblicas presidencialistas, el rol de los vicepresidentes ha estado normalmente opacado por la fuerte gravitación que posee la figura presidencial. No obstante, en los últimos años diversos vicepresidentes latinoamericanos han adquirido una centralidad política que obliga a repensar la manera en que la Ciencia Política ha descripto la dinámica de fruncimiento del presidencialismo”, sostiene a esta Agencia el doctor en Ciencia Política y docente de la Licenciatura en Ciencia Política de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Entre Ríos (Uner), Elías Fernández.

El analista plantea que “a la luz del proceso de democratización que vivieron tanto Argentina como distintos países latinoamericanos en el último cuarto del siglo XX, diversos pensadores del Derecho y la Ciencia Política colocaron el centro de sus análisis en la importancia gravitacional que tiene el titular del ejecutivo sobre los procesos de toma de decisiones, en detrimento de los otros actores del sistema político”.

En este orden, Fernández señala que el jurista Roberto Gargarella apunta que el diseño presidencialista instaurado en Estado Unidos -que sería replicado a lo largo del siglo XIX por las emergentes naciones latinoamericanas- dejó en manos del presidente funciones de vital relevancia política, que trascienden largamente las de llevar adelante la administración general del país a partir de la legislación dispuesta por el Congreso, tal como había sido pensado desde la teoría de la división de poderes elaborada por Montesquieu. Y si bien la Constitución Argentina tomó como modelo el diseño norteamericano, estos rasgos en favor del ejecutivo se acentuaron aún más, dando lugar a lo que el jurista Carlos Nino denominó como hiperpresidencialismo, concepto con el cual alude al hecho de que, entre otros aspectos, el diseño constitucional de nuestro país le otorgó al presidente la facultad discrecional ‘para designar a los miembros del gabinete y a los demás integrante del gobierno y de la administración […], frente a la cláusula de la Constitución norteamericana que exige tanto el consejo como el consentimiento del Senado para [estas]designaciones’”, tal como señala Nino en su obra Fundamentos de derecho constitucional. Análisis filosófico, jurídico y politológico de la práctica constitucional.

“Según esas visiones, entonces, en este contexto político e institucional el papel de los restantes actores del sistema político se ve ensombrecido frente a la preeminencia de la figura presidencial, a quien nuestra constitución nacional le confiere la máxima responsabilidad en la administración general del país. Al vicepresidente, en cambio, se le otorga la presidencia del Senado, pero no puede votar en favor o en contra de los proyectos de ley tratados en el recinto salvo en caso de que se produzca un empate en la votación de los senadores. Así pues, si nos remitimos estrictamente a las potestades constitucionales, el vicepresidente posee un rol institucional muy menor comparado con su compañero de fórmula”.

Revisión

Pero en los hechos, los que algunos denominan la realpolitik o simplemente las circunstancia de las disputas en la arena política, obligan a repensar el rol que los libros reservan al titular del Senado.

“El rol político de los vicepresidentes ha venido ganando cada vez mayor importancia en los procesos políticos que se desarrollan en el marco de los presidencialismos latinoamericanos, lo que ha generado una incipiente agenda de investigación en el marco de la Ciencia Política. En este sentido, el politólogo Ariel Sribman Mittelman desarrolló una clasificación sobre la relación entre el presidente y el vicepresidente, la cual se articula a partir de dos dimensiones: por un lado, el poder que acumula el vicepresidente (en función del liderazgo partidario, el apoyo de sindicatos y organizaciones empresariales, la gravitación en los medios de comunicación, etc.); y por otro, el modo en que utiliza su poder de acuerdo al grado de conformidad con las políticas que son aplicadas por el presidente. En función de estas dos dimensiones, pueden distinguirse cuatro clases de relación:

a) Relación de subordinación. Se presenta habitualmente cuando el vicepresidente no cuenta con capital político propio, razón por la cual elige no confrontar con el primer mandatario manteniendo un perfil político bajo, y apoyando la dirección general del gobierno. Puede citarse como ejemplo el 1 Nino, Carlos (1992). Fundamentos de derecho constitucional. Análisis filosófico, jurídico y politológico de la práctica constitucional, pág., 524. Buenos Aires: Astrea. vínculo entre el presidente Mauricio Macri y su compañera de fórmula Gabriela Michetti, que solía acompañar y apoyar las políticas aplicadas por el gobierno, sin tensionar o cuestionar las mismas en sus apariciones públicas.

b) Relación de cooperación. En este caso, el vicepresidente cuenta con el poder o el prestigio suficiente como para confrontar con el presidente. Sin embargo, busca construir una dinámica colaborativa donde las dos figuras aportan su propio capital político, y cuentan además con perfiles ideológicamente compatibles. Un ejemplo transparente de este vínculo colaborativo puede encontrarse en la relación entre el ex presidente boliviano Evo Morales y su vicepresidente, Álvaro García Linera.

c) Relación de tensión. Este tipo de relación se produce en casos donde el vicepresidente cuenta con el poder suficiente para tensionar y criticar la agenda de políticas del presidente, cuando considera que la misma se encuentra en una dirección equivocada. Sin embargo, las diferencias normalmente logran ser sorteadas antes de producirse un quiebre que pueda conllevar una crisis de gobierno. La reciente carta pública de Cristina Fernández de Kirchner luego de la derrota electoral del Frente de Todos en las PASO del 12 de septiembre ? donde cuestiona abiertamente las políticas económicas que han llevado a cabo el presidente y su gabinete?, puede ubicarse en el marco de este tipo de vínculo, donde las diferencias políticas no derivan inexorablemente en ruptura, tal como lo expresó la propia vice en su escrito: ‘he sufrido un vicepresidente declaradamente opositor a nuestro gobierno. Duerman tranquilos los argentinos y las argentinas… eso nunca va a suceder conmigo’.

d) Relación de conflicto. En este caso, las diferencias políticas no pueden ser resueltas internamente, y se produce un quiebre abierto del vínculo que, bajo determinadas circunstancias, ponen al presidente frente a una crisis de gobierno. La renuncia de Carlos ‘Chacho’ Álvarez en el año 2000 puede citarse como un ejemplo de ello; así como el voto ‘no positivo’ efectuado en el Senado por el vicepresidente Julio Cobos durante el año 2008, en el marco del llamado ‘conflicto del campo’. Fuera de Argentina, puede citarse como ejemplo el papel desempeñado por el vicepresidente brasileño Michel Temer en la destitución de la presidenta Dilma Rousseff en el año 2016, que derivó en la posterior asunción del vice al frente de la primera magistratura.

Es suma, para el politólogo Fernández, “más allá de las facultades otorgadas en los diseños constitucionales, la relación entre los dos componentes del Poder Ejecutivo ha generado una variedad de dinámicas políticas en diversos países presidencialistas. Este vínculo es dinámico, es decir, puede fluctuar del conflicto a la cooperación ?y viceversa? a lo largo del ciclo de gobierno. En algunas ocasiones la relación entre el presidente y el vice ha permitido encauzar la gestión de gobierno del primer mandatario; mientras que en otras ha derivado en rupturas políticas, quiebre de alianzas y caída del gobierno”.

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