En Noruega, cerca del Polo Norte en las isla Spitzbergen, se ha construido un banco de semillas dentro de una montaña. Tiene puertas dobles a prueba de explosiones con sensores de movimiento; paredes de hormigón de un metro de espesor que preservan tres millones de semillas de todo el mundo para conservar los cultivos para el futuro.
¿Qué peligro amenaza a las semillas, que hace necesario este banco, de los que hay ya varios en el mundo? La fundación de Bill Gates, la fundación Rockefeller, Monsanto y Syngenta han emprendido un proyecto común, que no es sino la continuación del que en los años 20 se llamaba “eugenesia”, y luego fue el de organismos genéticamente modificados. Si no suena todavía en algunos oídos, Hitler lo llamó la “raza superior aria” y Joseph Mengele continuó por años haciendo sus experimentos en Sudamérica como antes, con más soltura, los había hecho en los campos de concentración nazis.
La eugenesia de Hitler fue financiada por la Fundación Rockefeller antes y durante la guerra. Ahora aquello ha devenido en una cámara acorazada de semillas del día del juicio final para preservar muestras de cada semilla de nuestro planeta de una destrucción incalculable.
La fundación Rockefeller, una de las “benefactores filantrópicas de la humanidad” junto con Buffet y Gates, creó la pseudo ciencia de la biología molecular tratando de reducir la vida a “secuencias de genes definidoras” con el propósito de cambiar a voluntad la genética y crear una raza superior a imagen y semejanza de los banqueros capitalistas modernos.
Fue la fundación Rockefeller, vinculada con George Soros a Monsanto, a la que debemos la soja y el maíz transgénicos y los campos regados con glifosato, la creadora de la revolución verde.
La revolución verde permitió a los filántropos desarrollar un agronegocio globalizado monopolizable como el caso del petróleo con la Standard Oil que luego podría monopolizar igual como lo había hecho medio siglo antes con la industria petrolera mundial.
La finalidad parecía oscura, pero ahora ya es clara: concentrar el control de la cadena alimentaria en corporaciones multinacionales como Monsanto y Syngenta, sin participación del agricultor tradicional.
Los agricultores deben quedar a merced de los “benefactores” porque no tienen sino comprar semillas todos los años, o de lo contrario les cae la “policía de semillas” o sufren más sencillamente la falta de fertilizad de las híbridas modificadas genéticamente.
Como consecuencia del ingenio de los filántropos, el campo del Tercer Mundo, y de manera penosa el entrerriano, se despobló porque los campesinos debieron emigrar a las ciudades, a las villas miseria, como parte de un plan de creación de mano de obra barata para las empresas que dependen de las grandes fundaciones que generan tan redonda credibilidad en quienes en lugar de cuidar el interés de todos están para engordar vanidades.
La fundación Gates ofrece fondos para vacunación en el tercer mundo. Pero esa es la fachada, atrás está el plan para esterilizar a los más débiles.
William, el padre de Bill, fue miembro de la Sociedad Humanista y la sociedad Planificación familiar (Ippf), subcomité de la Sociedad de Eugenesia. Una de las organizaciones afiladas a la Ippf es la sociedad brasileña de Bienestar Familiar (Befam) que esterilizó mujeres Brasil de 1965 a 1971.
La finalidad de aquella sociedad de Eugenesia era la esterilización de los “manchados en su origen de poco valor cívico”, como enfermos, latinos, negros, indígenas.
Bill dijo en una conferencia que las vacunas se deben usar para reducir la población mundial y solucionar el calentamiento global limitando las emisiones de dióxido de carbono. En otra de sus actividades benefactoras, su fundación financia la anticoncepción, la esterilización forzada y el aborto con donaciones para el Fondo para la Población de Naciones Unidas.
En cuanto al otro ejemplo de filántropo Warren Buffet, donó a su la fundación Gates 31 mil millones de dólares para control de la población, producción masiva de la píldora abortiva RU-486, y la financiación de grupos de mujeres que sienten que su liberación pasa por el derecho a decidir el aborto.
Bill Gates concurre cada año a las reuniones del club Bilderberg, sociedad secreta de supermillonarios que procuran dominar el mundo y que si alguien puede considerar benefactores, puede hacerlo aunque en desmedro de la verdad.
Se trata de disfrazar de beneficencia y altruismo las viejas doctrinas maltusianas que ven en el crecimiento de la población el mayor mal de la humanidad. Hoy en día consideran al hombre el cáncer del planeta y se ofrecen para “ayudarlo” a desaparecer.
Su beneficencia es apenas un disfraz, procuran una finalidad racista y clasista que sin dificultad se puede entroncar con los fines que Hitler dejó truncos debido al resultado de la Segunda Guerra mundial. Fracasó en su intento de esterilizar a la población de los países dominados a los que quería aplicar la limpieza étnica mediante agua adicionada con fluor, pero el plan se retoma con las semillas genéticamente modificadas, con planes de vacunación y de explotación de los recursos naturales para uso de los países centrales en lugares donde sobre la población local.
De la Redacción de AIM.