¿Es posible expresar el enojo de manera sana? ¿Somos capaces de manifestar la ira sin dañar a otras personas? ¿Hay formas de expresarlo saludablemente?
Solemos pensar que todos los enojos son igual de incontrolables, y asociamos el enojo con explotar y dañar…
Expresar el enojo de manera saludable es posible. Y a continuación detallaré tres pasos para hacerlo.
Paso 1: Descarga.
Imagina esto: Combinas para cenar con una amiga, y ella llega una hora después. El deseo de encontrarte con ella a la hora acordada se frustra, acumulando un monto de energía que necesita descargarse.
¿Cómo se descarga esa energía? Existen múltiples formas: moverte, resoplar, gritar, dar un golpe sobre la mesa, soltar una patada, u otras. El propósito de esta clase de reacción es descargar al sistema de la sobrecarga a la que está sometido.
La frustración por el plan no concretado produce un brusco aumento de adrenalina que pone al organismo en estado de alerta, tenso y listo para el combate. Éste es el componente químico del enojo, y debe ser tenido en cuenta para poder asistirlo y resolverlo.
La cultura fue generando la supresión del enojo, pero la descarga de la tensión permite que el sistema vuelva a recuperar el estado más adecuado para su funcionamiento, y por lo tanto es fundamental para encarar en mejores condiciones las otras etapas del enojo.
Tener claro que el enojo tiene un componente de “carga” y la consiguiente necesidad de descarga, entendemos que una cosa es la acción de pura descarga y otra, muy distinta, el ataque al prójimo. La descarga es una acción independiente de la presencia física del otro y su función es, como hemos dicho, disminuir la tensión adrenalínica acumulada.
Hay varios modos en que podemos descargar el enojo:
Lugar del enojo: tener un espacio en el cual descargar la tensión, elegir un almohadón para pegarle, estrujarlo, o lo que sea que nos permita descargar la tensión.
Tiempo: Un elemento que ayuda a la descarga es el factor tiempo. En la medida en que el tiempo transcurre y la adrenalina va disminuyendo en el torrente sanguíneo, “las aguas se van calmando” dice Norberto Levy.
La descarga se convierte en algo destructivo solamente cuando queda adherida al deseo de hacer sufrir y castigar al otro.
Paso 2: Hacerle saber a la otra persona qué sentimos a causa de lo que hizo.
Volviendo al ejemplo de la amiga que llegó tarde una hora, el modo de comunicarle lo que genera su retraso podría ser: “Tardaste una hora más de lo planeado. Me siento bastante irritada la verdad, me molesta la impuntualidad y que no me avisen, porque yo podría haber elegido hacer otra cosa con mi tiempo mientras vos terminabas lo que tenías que hacer, pero como no me avisaste, no pude elegir, te tuve que esperar acá, y no me parece justo”.
Éstas podrían ser las palabras, pero la expresión global de lo que siento también está en el tono de voz, en los gestos que haga, en la mirada, en todo el lenguaje corporal.
Expresar lo que sentimos tiene dos pilares:
a) Cuando nombramos y expresamos lo que sentimos, ya estamos descargando la tensión del enojo. Es decir, colaborando con el primer componente, que es la descarga.
b) Para que se produzca una modificación en la conducta del otro o la otra, es necesario que esta persona sepa en profundidad el efecto que su acción produce en nosotros.
Paso 3: Proponer una reparación y evitar que se repita
Resolver el enojo implica que se formule una propuesta para reparar lo reparable en esa situación y la construcción de un proyecto que asegure, en lo posible, que ese problema no se repita.
Aquí dependerá de la situación. En el ejemplo de la amistad impuntual podría ser mayor comunicación ante una posible demora, un plan compensatorio.
El enojo se convierte en un fin en sí mismo cuando nos olvidamos, nos desconectamos del tema que provocó nuestro enojo y parece que sólo queremos herir a quien nos hizo enojar.
El mejor modo de transmitir el enojo: la autoafirmación.
La autoafirmación es un término clave para comprender mejor la función resolutiva del enojo. ¿Y qué es autoafirmarse? Es expresar con claridad la propia necesidad o punto de vista.
Y la autoafirmación puede ser de un modo maduro o inmaduro. Es inmadura cuando la expresamos de forma invasiva y desconsiderada, presentando nuestra necesidad sin tener en cuenta a quien nos escucha.
Se realiza de forma madura cuando no sólo presentamos nuestra necesidad, sino que lo hacemos de un modo que contempla las posibilidades de recepción de la persona que está enfrente, manteniendo una actitud receptiva para escuchar la respuesta.
Fuente: Psi-mammoliti
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