Científicos de distintas partes del mundo advirtieron que los episodios de calor extremo fuera de los meses de verano habrían sido “extremadamente improbables” sin el daño causado por el ser humano.
Con una influencia marginal del fenómeno El Niño, el cambio climático hizo “al menos 100 veces más probable” el ascenso de las temperaturas en un inicio de primavera más caluroso que lo habitual en América del Sur, según un estudio de World Weather Attribution (WWA).
En concreto, la acción humana hizo más probable un salto de temperatura de entre 1,4 y 4,3 grados centígrados. Así, en agosto y septiembre, grandes regiones de América del Sur se vieron afectadas por un calor inusualmente extremo. A pesar de ser los primeros días de la temporada de primavera, las temperaturas superaron los 40°C en Argentina, Brasil, Bolivia y Paraguay.
Las temperaturas cálidas muy inusuales a principios de la primavera se pueden esperar aproximadamente una vez cada 30 años en la región. Sin embargo, en el alarmante panorama actual, los científicos advirtieron: “Los episodios de calor se volverán aún más frecuentes y extremos si las emisiones de gases de efecto invernadero no se reducen rápidamente a cero. Si el calentamiento global alcanza los dos centígrados, las olas de calor ocurrirán una vez cada cinco años”.
El análisis también consideró el efecto de El Niño, el evento caracterizado por el abundante caudal de lluvias debido al aumento de la temperatura del océano Pacífico. “La contribución de El Niño a las altas temperaturas de este año fue relativamente pequeña en comparación con la influencia del cambio climático”.
“Si bien muchas personas han señalado a El Niño para explicar la ola de calor de América del Sur, este análisis ha demostrado que el cambio climático es el principal impulsor del calor. Queremos ser claros: un desarrollo de El Niño habría contribuido con algo de calor, pero sin el cambio climático, una ola de calor de primavera tan intensa habría sido extremadamente improbable”, enfatizó Lincoln Muniz Alves, investigador del Instituto Nacional Espacial de Brasil.
“Preocupantemente, las temperaturas por encima de los 40 centígrados en primavera se están volviendo comunes en muchas partes del mundo. Esta es la realidad de nuestro rápido calentamiento del clima. A menos que tomemos medidas ambiciosas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, estas olas de calor solo se volverán más intensas, afectando a las personas vulnerables y alterando los ecosistemas que son vitales para regular nuestro clima”, sostuvo Izidine Pinto, investigadora del Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos.
A pesar de que solo hay cuatro muertes atribuidas a las altas temperaturas, los investigadores señalan que el alcance total de los impactos relacionados con el calor solo se conoce semanas o meses después del evento. Julie Arrighi, directora del Centro Climático de la Cruz Roja, advirtió: “El calor mata, especialmente en primavera, antes de que la gente se aclimate a él y, aunque registramos cuatro muertes relacionadas con el calor, es probable que el número real sea mucho mayor”, concluyó.
Fuente: TN (Argentina)