La costumbre de quemar malezas y hojas secas, muy extendida en el campo y también en las ciudad sobre todo en esta época del año donde los árboles de hojas perennes las han perdido, provoca problemas debido a la generación de humo, que en ocasiones obliga a suspender el tránsito por las rutas.
Además en caso de sequía, el fuego puede propagarse fácilmente hasta convertirse en incendios descontrolados.
En días brumosos, como suelen ser algunos del invierno, el humo de las quemas de malezas y hojas secas, que comienzan a producirse en grandes cantidades, invade las banquinas, que se dedican ahora a fines de siembra, que está permitida en esos sitios, invade las rutas y dificulta la visibilidad de los conductores.
Estas quemas han dado lugar a grandes incendios en que ha debido intervenir el cuerpo de bomberos, como los muy publicitados del Delta que llegaron a Buenos Aires e incluso al Uruguay
No es necesario quemar las malezas tras cortarlas, porque rápidamente se descomponen y se convierten ellas mismas en tierra; pero si se desea hacerlo, a pesar de la contaminación atmosférica que provoca, es preciso tomar precauciones.